Trastornos de Personalidad del Grupo “C”
(Ansiosos o Temerosos)
Trastornos de personalidad,
Grupo “C”, se caracterizan por ser ansiosos y temerosos, Tienen un patrón
dominante de inhibición social, sentimientos de incompetencia e
hipersensibilidad a la evaluación negativa, que comienza en las primeras etapas
de la edad adulta y está presente en diversos contextos. Y se clasifican en:
•
Trastorno de personalidad por Evitación
Características diagnósticas
La característica esencial del trastorno de la
personalidad por evitación es un patrón general de inhibición social, unos
sentimientos de inadecuación y una hipersensibilidad a la evaluación negativa
que comienzan al principio de la edad adulta y que se dan en diversos
contextos. Los sujetos con trastorno de la personalidad por evitación evitan
trabajos o actividades escolares que impliquen un contacto interpersonal
importante, porque tienen miedo de las críticas, la desaprobación o el rechazo
(Criterio 1). Pueden declinar las ofertas de promoción laboral debido a que las
nuevas responsabilidades ocasionarían críticas de los compañeros. Estos
individuos evitan hacer nuevos amigos a no ser que estén seguros de que van a
ser apreciados y aceptados sin críticas (Criterio 2). Hasta que no superan
pruebas muy exigentes que demuestren lo contrario, se considera que los demás
son críticos y les rechazan.
Síntomas y trastornos
asociados Los individuos con trastorno de la personalidad por evitación suelen
evaluar atentamente los movimientos y expresiones de aquellos con quienes
tienen contacto. Sus temores y su comportamiento tenso pueden provocar la
ridiculización y la burla de los demás, lo que a su vez confirma sus dudas
sobre sí mismos. Sienten mucha ansiedad ante la posibilidad de reaccionar a las
críticas sonrojándose o llorando. Los demás les describen como «vergonzosos»,
«tímidos», «solitarios» y «aislados». Los mayores problemas asociados a este
trastorno se presentan en la actividad social y laboral.
• Trastorno de la personalidad por
Dependencia
La característica esencial del trastorno de la
personalidad por dependencia es una necesidad general y excesiva de que se
ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores
de separación. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y se da en
diversos contextos. Los comportamientos dependientes y sumisos están destinados
a provocar atenciones y surgen de una percepción de uno mismo como incapaz de
funcionar adecuadamente sin la ayuda de los demás. Los sujetos con trastorno de
la personalidad por dependencia tienen grandes dificultades para tomar las
decisiones cotidianas (p. ej., qué color de camisa escoger para ir a trabajar o
si llevar paraguas o no), si no cuentan con un excesivo aconsejamiento y
reafirmación por parte de los demás (Criterio 1).
Estos individuos tienden a
ser pasivos y a permitir que los demás (frecuentemente una única persona) tomen
las iniciativas y asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su
vida (Criterio 2). Es típico que los adultos con este trastorno dependan de un
progenitor o del cónyuge para decidir dónde deben vivir, qué tipo de trabajo
han de tener y de quién tienen que ser amigos. Los adolescentes con este
trastorno permitirán que sus padres decidan qué ropa ponerse, con quién tienen
que ir, cómo tienen que emplear su tiempo libre y a qué escuela o colegio han
de ir. Esta necesidad de que los demás asuman las responsabilidades va más allá
de lo que es apropiado para la edad o para la situación en cuanto a pedir ayuda
a los demás (p. ej., las necesidades específicas de los niños, las personas
mayores y los minusválidos). El trastorno de la personalidad por dependencia
puede darse en un sujeto con una enfermedad médica o una incapacidad grave,
pero en estos casos la dificultad para asumir responsabilidades debe ir más
lejos de lo que normalmente se asocia a esa enfermedad o incapacidad.
•Trastorno obsesivo-compulsivo
Características
diagnósticas
La característica esencial del trastorno
obsesivocompulsivo de la personalidad es una preocupación por el orden, el
perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la
flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia. Este patrón empieza al
principio de la edad adulta y se da en diversos contextos. Los sujetos con
trastorno obsesivocompulsivo de la personalidad intentan mantener la sensación
de control mediante una atención esmerada a las reglas, los detalles triviales,
los 12 protocolos, las listas, los horarios o las formalidades hasta el punto
de perder de vista el objetivo principal de la actividad (Criterio 1). Son
excesivamente cuidadosos y propensos a las repeticiones, a prestar una atención
extraordinaria a los detalles y a comprobar repetidamente los posibles errores.
No son conscientes del hecho de que las demás personas acostumbran a enfadarse
por los retrasos y los inconvenientes que derivan de ese comportamiento. Por
ejemplo, cuando estos individuos pierden una lista de las cosas que hay que
hacer, son capaces de invertir una gran cantidad de tiempo buscándola, en lugar
de emplear unos minutos en volver a confeccionarla de memoria y ponerse a hacer
las tareas de que se trate. El tiempo se distribuye mal y las tareas más
importantes se dejan para el último momento.
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